miércoles, 1 de octubre de 2008

Compostela Tiempo Libre. Derby



DERBY

Hace frío y está oscureciendo a la misma velocidad a la que caen las hojas, Chet Baker me canta al oído...'lets defrost in romantic mist'; le hago caso: entro en el Café Derby, a las puertas de la zona vieja: de un lado, la plaza de Galicia, del otro, la medieval Porta da Mámoa; el Derby es la aduana de las dos edades de la ciudad.

Tras coloridas vidrieras y grandes ventanales me adentro en un local con encanto novecentista: paredes revestidas de madera, molduras con baños dorados en los altos, lamparas de araña, pequeñas mesas lacadas, gran barra de mármol...me siento en una de las mesas que da a la rúa das Orfas, zona vieja ya. Desde dentro, la gente parece que huye de lo rápido que camina; pido un café con leche, aunque me tienta el chocolate con churros que devora un turista alemán a mi lado, sin duda alguna hoy es un buen día para las indulgencias, pero ha ganado mi Thanatos interno. Me pregunto que tomarían Valle-Inclán, Novoneira o Torrente Ballester durante las interminables tardes de tertulia que los intelectuales de la época pasaban en este lugar; ¿café y cigarrillos? (no, no lo inventó Jim Jarmusch) o algo más peleón para desatar las lenguas.

El lugar no ha sufrido remodelaciones desde su apertura, así es más sencillo imaginarse el ambiente de principios del siglo pasado: los sombreros posados grácilmente en las pocas sillas vacías, o las capas desentumeciéndose en la perchas, la cálida luz de las primeras bombillas, el verbo ágil. Quizás mirando la realidad de un espejo cóncavo en el fondo del vaso.

Cierran unos días en navidades, la repostería es casera.

Rúa das Orfas 29


DERBY

It's cold and its getting dark at the same speed as the leafs fall from the trees, Chet Baker sings in my ear...'let's defrost in romantic mist'; I do as he says and get into the Derby café: at one side, one of the medieval gates of the old town of Santiago: the Porta da Mámoa, at the other, the Galicia Square; the Derby is the checkpoint of both ages of the city.

Behind colourful stained-glass and big windows I get into a place with nineteenth-century grandeur: wooden walls, mouldings with golden coat on the corner tops, chandeliers, little lacquered wooden tables, big marble bar...I sit in one of the tables that faces the rúa das Orfas, in the old town 'divisions'. From the inside, people seems to escape regarding their speed walk- I ask for a white coffee, though the chocolate with 'churros' a German tourist is devouring beside me is more than tempting, but my inner Thanatos has won. I wonder what would Valle-Inclán, Novoneira o Torrente Ballester had on the endless gatherings the literati of the time had here; coffee and cigarettes? -no, Jim Jarmush is not the inventor of the term- or something stronger to unravel the tongues.

The place has not been remodeled since its opening, it's easier this way to picture the mood of the beginning of last century: the hats graciously placed on the few free chairs or the capes warming up on the hangers, the soft light of the first light bulbs, the witty words. Maybe looking at a concave glass in the bottom of the glass.

Closed some days at Christmas, home made baking.

Rúa das Orfas 29


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